"Casa de soles" de Alastair Reynolds



De entre los autores "fijos" de la Factoría de ideas, McDewitt, Banks, Hamilton, Alastair Reynolds es el único que espero con ilusión. Bueno por ahí andará Joe Haldeman y diez o quince autores mas, pero es un modo de entendernos. Alastair Reynolds no está revolucionando el género, eso lo hace Greg Egan, y tal vez Peter Wats y Karl Schroeder (habría que leer mas de un libro de cada uno para poder asegurarlo). Lo que Alastair Reynolds hace es escribir novelas de aventuras inteligentes, con sentido de maravilla a patadas y un cierto respeto por la verosimilitud científica. El tipo de obras con las que la mayoría nos enganchamos al género, pero adaptado a los tiempos que corren, aderezado con algunas obsesiones personales y toneladas de imaginación.

Dejada ya atrás su serie "Espacio Revelación", cuya conclusión fue decididamente decepcionante, nos llega una novela autoconclusiva. !Y que novela!. En unas cuatrocientas páginas de márgenes apretados, Reynolds crea un universo para explorar el cual otros autores habrían necesitado una trilogía de tochos de ochocientas páginas cada uno. Todo hay que decirlo, no es un universo particularmente original, hay una civilización de mecanoides, gigantescos restos de una supercivilización desaparecida y esas cosas. Los clanes mismos de los protagonistas recuerdan mucho a los de la novela de Vernor Vinge "Un abismo en el cielo". Sus miembros on casi inmortales y viajan por el espacio a velocidades relativistas, darle la vuelta a la vía láctea es algo habitual para ellos. Miden el tiempo por milenios, los imperios galácticos nacen y perecen durante sus vidas, al tal velocidad que resultan sucesos insignificantes.....Este vértigo temporal está muy logrado y es uno de los mejores aspectos de la novela. Y al igual que en la novela de Vernor Vinge, hacen reuniones periódicas para actualizar sus conocimientos.

Sin embargo, se distinguen de ellos en varios aspectos: están formados por clones de una misma persona, con todos sus recuerdos hasta el momento de su creación. En las reuniones del clan se comparten los recuerdos de las experiencias de interés que han vivido por separado y se eligen los que se consideran de interés generalr. La pareja de amantes protagonista, incluso está acostumbrados a insertarse recuerdos del otro continuamente. Esto se expresa mediante el uso de la primera persona en todos los capítulos, ya se nos esté contando la historia de la niña que sirvió de plantilla original o de uno de los dos clones protagonistas. Puede resultar lioso al comienzo, porque no aparece el nombre del personaje bajo cuyo punto de vista transcurre el capítulo, pero acabas cogiéndole el tranquilo bastante pronto, a fin de cuenta solo hay tres, y la secuencia de chico-chica mantiene el mismo orden toda la novela.

Novela que tarda en empezar, Alastair Reynolds da rodeos innecesarios. En concreto hay un personaje que parece muy importante al comienzo y a cuya presentación dedica bastante tiempo que luego desaparece sin dejar rastro y no tiene mayor relevancia. Aparte de ello, aunque de por sí es una historia interesante, la subtrama de la niña que sirvió de plantilla original a los clones no parece tener mucha relación con el resto, y finalizada la lectura de la novela, esa relación sigue sin aparecer, mas allá de que hacia el final se nos explique explícitamente en ella todo lo que el lector ya había deducido sobre el clan Gentian, aportar el origen de cierta forma de pensar de los clones, muy poco agradable, por cierto, y hacer una ligera insinuación sobre uno de los protagonistas al final.

Enumerado así parece mucho, pero la verdad es que no creo que compense interrumpir continuamente la trama principal por ello. De todos modos son capítulos cortos, y como ya digo, la historia también tiene su interés, así que no es para tanto.

Finalmente la cosa se anima, cuando el clan de clones protagonista es víctima de una emboscada durante una de esas reuniones que mencioné y es practicamente aniquilado. A partir de aquí, la lucha por la supervivencia, huidas, batallas espaciales, traiciones, una leve intriga y un largo climax final, bastante emocionante, con una persecución que se alarga durante miles de años. Cosas de la relatividad.

El estilo es funcional, no molesta para tampoco llama la atención, betsellero típico. Los personajes no se distinguen por su profundidad psicológica. La lectura resulta muy agradable y hacia el final, absorbente. Para el aficionado a la ciencia ficción, estrictamente hablando, quedan para el recuerdo una serie de momentos memorables: El relato del encuentro de Campion con la vigilancia, que da un nuevo sentido a la expresión "encuentro cercano". El relato de la vida del Espíritu del aire, memorable, todo un ejercicio de imaginación y capacidad de evocación, las presas estelares y el final a lo 2001 con su sorprendente explicación de la ausencia.

A pesar de sus momentos de brillantez, no es una novela revolucionaria, no cambiará el género ni conseguirá el añorado respeto del público o la crítica no aficionada, e incluso de cierto sector del fandom. Todos ellos la despreciarán por se una novela de naves espaciales y robots. A mi me ha encantado.

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