"Fieramente Humano", de Rodolfo Martinez



Me he levantado con pocas ganas de escribir, de hecho con pocas ganas de escribir durante el resto de mi vida. En estos momentos, la escritura es una actividad que se me antoja de una futilidad pasmosa, pero ya hablaré de ello en otro post (!Viva la auto compasión!). En cualquier caso, como considero casi un deber comentar cualquier obra de género fantástico de autor español que leo, está claro que "Fieramente humano" se merece un comentario.

Una novela cojonuda. Ya está.

¿Como que hay que desarrollarlo y argumentarlo mas? Uhn.... veamos...La ilustración de la portada es bonita. La encuadernación es muy buena, a pesar de lo gordo que es, el lomo no se ha arrugado, tiene solapas, la letra es grande y legible, tiene una presentación, unas notas finales, unos apuntes sobre el autor y su bibliografía.

Sobre la novela en sí. Transcurre en "la ciudad", el universo de varios relatos y novelas de Rodólfo Martínez. Una ciudad actual cuya nombre nunca se menciona, aunque está inspirada en Gijón, en la que viven mas o menos ocultamente innumerables seres sobrenaturales, uno de los cuales es un mago llamado Jasón Zanzaborna, que ha pasado los últimos treinta años preparándose para el regreso de un terrible enemigo, y deseando que nunca regrese. La historia tiene muchas líneas de acción, las principales se refieren al inevitable regreso a la ciudad de ese enemigo, que puede llegar a destruirla y a destruir todo lo existente, y al viaje al confín de un remoto desierto africano de un heterogéneo grupo de personas, que han sido llamados por un ignoto poder, y las consecuencias que tendrá dicho viaje, pero realmente hay muchas mas, la del detective Gabriel Márquez (sin García en medio), que se ha visto involucrado con Zanzaborna a lo largo del último año, su amiga Laura Piedra, la ayudante de Zanzaborna Eva, su abuelo, el misterioso embaucador tuerto, y viejos conocidos de otros relatos y novelas como el Jugador, el Guardián y Paula. Bueno, ahora no estoy seguro de que el guardián haya salido antes. Sigamos.

Uno de los atractivos de la novela es el afán de fabular, de forjar un mundo propio, de crear (o recrear) personajes y adaptarlos a un entorno nuevo, de relacionarlos, y crear nuevas leyendas, que se interrelacionan unas con otras, de modo que lo que se cuenta parece una pieza de un todo mayor. Continuamente se hacen referencias a acontecimientos pasados, de los cuales algunos se explican con detenimiento y algunos no, y se plantan semillas de lo que podrían llegar a ser nuevas historias, como si hubiéramos vislumbrado una parte importante de un tapiz, que sin embargo se extiende hacia adelante y hacia atrás.

Otro es el uso del lenguaje, el empleo de diferentes técnicas para contar las diferentes ramas de la historia, así, los capítulos del detective Márquez están escritos en primera persona, con alguna reminiscencia a los detectives privados de serie negra, los interludios, las partes que podríamos considerar flashbacks, en el clásico pretérito en tercera persona en su mayoría, y las partes que transcurren en el presente, como no, se escriben en tiempo presente, y nada de ello parece artificial, todo resulta de lo mas fluido y natural. Lo mismo resulta, por ejemplo, del uso de párrafos cortos, de una sola línea muchas veces, en los momentos cumbres, recurso efectista y difícil de usar sin caer en el ridículo y la exageración. Aquí sin embargo está hecho con tal acierto que su ritmo en ocasiones llega a resultar poético. Otro gran acierto resulta el primoroso uso de la adjetivización. Creo que muchos críticos recomiendan no abusar de los adjetivos, de hecho es una de las cosas que se le suelen reprochar a Lovecraft, por ejemplo. Rodólfo Martínez en cambio utiliza muchos adjetivos, y los elige con mucho cuidado, manera que siempre resulten reveladores y aporten matices a lo descrito. Es particularmente memorable la descripción del "Corazón de las tinieblas". Donde el ya mentado Lovecraft hubiera empleado párrafos y párrafos en describirnos su aspecto físico, Rodólfo Martínez simplemente concatena una serie de adjetivos y verbos que describen el efecto que su presencia provoca en sus peregrinos. El resultado es de lo mas inquietante.

Sin embargo, este afán por explotar las posibilidades del lenguaje literario no constituye un fin por sí mismo, sino que está puesto al servicio de la historia, como debe ser. Todo contribuye a narrar la historia del modo mas eficaz posible. Y esta historia es muy entretenida, y está llena de emoción, elementos fantásticos, terroríficos y truculentos.

Llegados a este punto ¿alguna queja? Bueno uno de los síndromes del reseñador es que siempre encuentra algo de lo que quejarse, sea lo que sea. A fin de cuentas, a mí el "El quijote" me aburre y a Shakespeare le encuentro farragoso a ratos.

Sobre todo al comienzo de la novela, encuentro que los personajes hacen gala de un cierto histrionismo, no son capaces de intercambiar tres frases sin alzar una ceja, apoyar la barbilla entre las manos, alzar la comisura de la boca en una media sonrisa.... Un cúmulo de expresiones que a veces parecen tener como único propósito servir de ligazón entre las frases del diálogo.

Luego está el tema de que los personajes son mas descritos que mostrados. No me entiendan mal, dada la gran cantidad de personajes que existen esta podía ser la única forma de proceder, y está muy bien hecho, los personajes están muy bien descritos, pero es eso, se describen, nos metemos en su cabeza y nos cuentan como son, no llegan a definirse por sus actos. El peor de los casos es el de Zanzaborna, a quien se supone muy inteligente, un manipulador supremo, alguien que se las apaña para que lo inesperado siempre acabe favoreciéndole. ¿No pudo inventar un plan mejor en treinta años?. Hombre supongo que encontrar a los instrumentos adecuados le llevaría tiempo, pero hasta él mismo reconoce hacia el final de la novela que su plan era una mierda.

Por otro lado esta el difícil equilibrio entre sugerir y mostrar. Las decisiones tomadas serán cuestionados por unos y aprobadas por otros. Se nos insiste mucho en que Gabriel Márquez es mas de lo que parece. A mi personalmente eso no me parece mal. Pero el comienzo me parece demasiado brusco, me da una sensación de entrar con la película empezada. Mientras que de otras partes se nos acaban contando todo lo relevante y mas, por ejemplo el primer encuentro de Zanzaborna con su maestro, jamás llegamos a saber con detalle como Gabriel y él se conocieron, ni como le ha sacado las castañas del fuego muchas veces, hasta el punto de que lo conocen en la comisaria o la vida de Gabriel lleva un año pareciendo girar alrededor suyo. De hecho Gabriel Márquez me parece un personaje falto de contexto, del que no sabemos nada, mas allá de las revelaciones que nos llegan al final.

De igual modo, el grupo de peregrinos me han resultado personajes un tanto superficiales. Hombre mantener a once personajes bien difierenciados puede ser muy complicado, pero a la mayoría se les etiqueta con un simple rasgo de personalidad, el burócrata (sin duda el menos desarrollado), el amante de la música, el trauma de adolescencia, ....y ese rasgo es toda la caracterización que tendrán, (a parte de ser unos hijos de puta, claro).

Con todo, sigue siendo una excelente novela. Su lectura ha sido una de las pocas cosas, sino agradable, al menos intensa, que me ha ocurrido durante estas espantosas fiestas, por llamarlas de algún modo, y quedo en deuda con Rodólfo Martínez por haberme ayudado a pasarlas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

“El fin de la muerte” de Cixin Liu

"Mark" de Robin Wood y Ricardo Villagrán

“La era del diamante: manual ilustrado para jovencitas” de Neal Stephenson