"Nova" de Samuel R. Delany



Mi relación con Delany es curiosa. Mi hermano me regaló la primera parte de "Dhalgren", porque le confundió con Roger Zelazny y acababa de leer los "Nueve príncipes de Ámbar". Soy un completista nato. He llegado a perseguir por librerías de viejo las novelas de Gregory Benford del centro galáctico, o la culminación de "Campo de Batalla: la tierra", porque una vez que empiezo algo, no importa cual sea su calidad, llego hasta el final. No es el caso de "Dhalgren", que a día de hoy no he vuelto a reemprender. Quizá sea porque aquellas declaraciones del finado Planells, en las que decía que era un tour de force, una novela bien escrita que no aburre, pero en la que no pasa absolutamente nada, o quizá sea que la escena en la que un tipo al que recuerdo como un motorista vestido de cuero le hace una felación al protagonista fue demasiado para el adolescente que entonces era. En cualquier caso, desde entonces solo he leído "Babel-17", que mas que otra cosa es curiosa y como especulación lingüística carece de interés, no estando a la altura de "Los lenguajes de Pao", por poner un ejemplo.

El mismo Planells consideraba Nova una de las mejores obras de Delany, lo que me ha animado a leerla. Y que quieren que les diga, si esto es lo mejor...La novela empieza bien, y tiene sus momentos, pero defrauda las espectativas que crea al comenzar. Tenemos a un capitán con una cicatriz cruzándole la cara, que reune a una tripulación formada por un erudito, un gitano, dos gemelos (uno moreno y otro albino), una hechadora de cartas y un tipo rodeado de pájaros, para sumergirse en una estrella cuando se convierta en nova y extraer un elemento valiosísimo del que depende toda la economía.

Con estos mimbres uno se espera una space opera colosal, asistir a como esta variopinta tripulación se enfrenta a una serie de retos cada uno mas grande que el anterior, mientras visitan todo tipo de mundos exóticos y les vamos conociendo poco a poco.

Pero no, aunque me parezca un crimen, Delany ignora a este grupo tan pintoresco por completo, centrándose únicamente en el capitán, el erudito y el gitano. Y lo primero que hace es contarnos en un largo flashback que se lleva la mitad de la novela las razones de la enemistad de la familia del capitán, una de las mas ricas de las colonias, con una de la mas ricas de las familias de lo que podríamos llamar "el viejo mundo".

Se visitan un par de mundo, un par de peleillas y eso es todo. No hay épica ni sensación de auténtico peligro. El erudito, que es un personaje divertido, habla y habla sobre cualquier tema, y llega ponerse pesadito, aunque algunas de las cosas que diga sean interesantes, otras son pretenciosas y aburridas. Hay un cierto snobismo que recorre toda la novela. Por lo demás, hay alguna especulación curiosa, el tema de los enchufes principalmente y algunos apuntes socio económicos interesantes, pero poco trabajados. Donde Delany dispara toda su munición es en el estilo. Es uno de esos autores a los que no les preocupa lo que cuenta, ni sus personajes, sino como lo cuenta. Y su estilo se me hace demasiado artificioso. Exceso de adjetivos y de imágenes que producen largos párrafos en los que no pasa nada. Descripciones tan complicadas que no acabas de entender lo que se describe.

Leí no hace mucho un artículo en el país en el que el firmante ponía parir a Scorsese y a Spielberg diciendo algo como que "siempre tienen que ser geniales", "siempre tienen que hacer una obra maestra". Aparte de lo que me cabreara (Scorsese me parece el mejor cineasta en activo de Estados Unidos y, independientemente de si me guste o no sus películas, Spielberg es de los que mejor dominan su oficio), entendí la idea, y me parece aplicable a la prosa de Delany. Delany intenta deslumbrar en todos y cada uno de los párrafos. Trata de ser genial, poético y evocador en cada puñetera frase. El resultado es que carece de contrastes, que da un empaque innecesario a acontecimientos que carecen de ello, mientras que no profundiza en los aspectos mas interesantes de la trama, resultando un caramelo insulso, envuelto en un papel muy brillante.

Lo mejor: es una novela breve. No quiero ni pensar lo que Peter Hamilton o Iain Banks habrían hecho con el mismo argumento.

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