"Zendegi" de Greg Egan

Fascinados por sus brillantes especulaciones científicas, es muy fácil olvidar que Greg Egan es un activista de los derechos humanos. Igual que la política de Indonesia resultaba fundamental en "Teranesia", lo mismo ocurre con la de Irán en "Zendegi". En efecto, la novela se puede considerar como una carta de amor al pueblo Iraní, llena de respeto y admiración, fruto del interés por el país que le provocó el contacto con refugiados iranies en Australia, que llegó a motivar su primer viajes fuera de dicho continente.

Durante el primer tercio de la obra, se describe una revuelta popular que provoca un cambio de régimen. Publicada en el 2010, pero escrita a lo largo del 2008, no es de extrañar, como reconoce en el epilogo, que la realidad haya dejado obsoleta esa parte de la novela tan deprisa. Queda por ver si Irán llegará a tener un futuro tan optimista como el descrito en la novela. La revuelta sirve como una especia de gigantesco Macguffin, mientras se presentan los personajes y se prepara el escenario para la trama. Nada es superfluo, desde el primer capítulo en el que se nos describen los problemas del Martin con la grabación digital de sus discos de vinillo, las últimas líneas del mismo ya nos presagian lo que será el mensaje de la novela.

Curiosamente, esta es la parte mas discutida de la novela. Los apocalípticos braman que es un aburrimiento y se tiran de las vestiduras mientras esperan a que Egan empiece a hablar de la realidad virtual y de las versiones informáticas de personas. Los integrados dicen que sirve para que los lectores no especializados, esos que jamás abren un libro de ciencia ficción, se enganchen con la lectura. Ni tanto ni tan poco. Como ya dije, cumple su cometido, presenta a los personajes, plantea el escenario, y se lee bien. La única pega es que, realmente, no tiene mucho que ver con el resto de la novela.

El resto de la novela, que transcurre  es la historia de un padre recién enviudado que, ante la inminencia de su propia muerte, pues está enfermo de cáncer y aterrado por la posibilidad de no poder ser parte en la formación de la personalidad de su hijo, consigue poner en marcha un proyecto de digitalización de su personalidad. Con estos mimbres, Spielberg sería capaz de hacernos un dramón sensiblero. Egan no rehuye el dramatismo ni las situaciones díficiles, pero no cae en el sentimentalismo barato, no se revuelca en el dolor, que lo hay, sino que adopta una óptica distante y neutral, que no evita la empatía con los protagonistas.

Enemigo siempre de todo tipo de misticismos, Greg Egan se vuelve en esta obra contra la propia ciencia ficción, que ha creado una mística de la inteligencia artificial y lo digital, mística que en cierto modo él mismo contribuyó a crear en novelas anteriores. Es como si quisiera decirnos que ser una personalidad informatizada no es tan maravilloso, y que transcribir una personalidad a un ordenador no es tan fácil. Asistimos al proceso completo, o al precursor de lo que podría llegar a ser el proceso completo.

La realidad virtual que aparece en la novela está plasmada y descrita con brillantez y verosimilitud. Lo mismo puede decirse de otros elementos científicos, el mundo de pasado mañana en el que transcurre la mayor parte de la acción, con las tecnologías de la información sólo un poquito mas desarrolladas que en el nuestro y los conflictos éticos a los que puede dar lugar. Las recreaciones de los mitos iraníes resultan de lo mas exóticas para un lector occidental medio, como es mi caso, y el sentido de la maravilla campa con sus respetos, e incluso en ocasiones, el sentido del humor.

Menos atrevida y visionaria que otras obras de Egan, es, tal vez, la mas humana. La ternura y la compasión son las fuerzas que rigen el comportamiento de los principales personajes, y sin demonizarla, la tecnología resulta no ser la panacea para los problemas insolubles. La esperanza reside en conceptos a veces tan poco valorados como la solidaridad, el respeto a las creencias ajenas, la amistad y el afecto.

Comentarios

  1. Muy razonable reseña. De acuerdo en casi todo.

    No acabo de entender cómo esta novela "accesibilísima" pasó con más pena que gloria por las librerías.

    Supongo que a los que supuestamente "aman" a Egan les pareció muy floja y para este tipo de historias ya tienen a otros escritores que supuestamente escriben "mejor". (La cosa es que este tipo de historias tampoco es que se aborden con el rigor y la seriedad que merecen en el "mundillo freako de la CF al uso"). Al resto de lectores en general a quienes podría haber gustado esta novela, con ese tratamiento de temas "punteros" y de actualidad desde una perspectiva sentimental y humana, simplemente esos temas y esa perspectiva no parecen interesarles una mierda.

    Lástima.

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  2. Encantado de tenerte por aquí, A.L. Da gusto cuando alguien comenta una reseña antigua, la batalla contra la entropía no está perdida del todo. Hace tiempo que asumí mi incomprensión de lo que convierte en éxito o en fracaso a una novela. Almenos, disfrutamos con la lectura. Echo de menos a Egan, ha pasado mucho tiempo en España sin que se publique nada nuevo suyo.

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