"Los lugares secretos" de León Arsenal


La sinopsis de la novela dice: “Claudia Ugarte comienza a sospechar que la larga ausencia de su ex pareja, Jacobo, que se marchó dos años atrás a un largo viaje de estudios y placer, no sólo no es coherente con su carácter, sino que resulta extraña y presenta múltiples lagunas. Preocupada por la suerte de su antiguo amante, empieza a interesarse por el trabajo que éste dejó inconcluso por su supuesta partida; un estudio sobre la simbología presente en diferentes edificios de Madrid, y que pareció centrarse al final en las huellas dejadas por una sociedad filosófica, Los Elegidos, que se inspiraban en una secta gnóstica de la Antigüedad, los agápetos, y que llegaron a tener ramificaciones en Italia y Sudamérica. Tras una exhaustiva investigación que pone en peligro su propia vida y en la que se ven implicados varios amigos y, también, algún que otro personaje indeseable, Claudia se convencerá de que los Elegidos no sólo existieron en realidad, sino que consiguieron mantener sus creencias y sus prácticas sangrientas hasta nuestros días. También de que la sociedad está formada por personajes poderosos, con proyección social, económica y política, que no dudarán en matar a todos cuantos amenacen el secreto de su existencia.

Como pueden imaginarse eso lo acabo de copiar de Internet. Así me ahorro el resumen y ya he cumplido con los que lean las reseñas para hacerse una idea del argumento del libro.

Esta novela me ha resultado muy similar a la novela “El espejo Salomón”, del mismo autor. He releído la reseña que hice en su día de “El espejo Salomón”, antes de ponerme a redactar esta y la verdad es que ahora la encuentro demasiado mordaz. No es que haya cambiado exactamente de opinión, sino que me da la sensación de haber cargado demasiado las tintas. Quizá se deba a que el boom del thriller esotérico ya ha pasado y ya no se encuentra uno tan indignado, o quizá sea simplemente a que este libro me ha caído mas simpático, al haberme ayudado a pasar las horas mientras me consumía encerrado en mi casa durante tres días, víctima de una faringitis galopante. He de decir que eso puede haber influido en mi criterio, puesto que los cerebros no se comportan de un modo normal cuando están sometidos a temperaturas que exceden los 38 grados centígrados.

            “Los lugares secretos”. Incluso comparte algunos personajes con “El espejo Salomón”, la protagonista de aquella novela, Alejandra, ejerce aquí de secundaria encargada de investigar los aspectos históricos, de modo que, en vez de escuchar atentamente los monólogos de expertos, como hacía en aquella obra, ahora es ella la que los imparte. También aparece la inspectora Marfil, haciendo más o menos las mismas funciones. El argumento sigue el mismo esquema, personaje femenino supuestamente investigando un misterio, cuyo método de investigación consiste en que la gente le vaya contando cosas. Claudia apenas se curra la investigación, más que una cruzada personal, es un hobby. De la mayoría de las cosas se entera porque la gente va a verla y se las cuenta. No hay progresión dramática, ni sensación de hundirse en un pozo ni de estar a punto de asistir a una tremenda revelación. Más bien asistimos a su día a día durante bastantes meses, como en su vida laboral va pasando de un proyecto a otro, como queda con los amigos, va al teatro, tiene encontronazos inesperados, se hecha novio, toma cafés, muchos cafés, salpicado todo ello de conversaciones sobre temas históricos y esotéricos. Para darle más vidilla al conjunto, de vez en cuando se insertan capítulos auto conclusivos ubicados en diversos momentos de la historia, empezando por la edad media y acercándose al presente.
Los malos parecen muy exagerados y poco creíbles, aunque eso se merece un inciso. Dado el tipo de historia que se está contando, enfrentarse a una organización oculta y mega poderosa que realiza sacrificios humanos parece casi inevitable, aunque retraiga a los relatos pulp de comienzos del siglo veinte, pero es que, sino hacen algo así ¿Dónde estaría la emoción? Creo que el propio Arsenal se da cuenta, porque los protagonistas repiten una y otra vez que este tipo de acusaciones son las que siempre se hacen contra los cultos foráneos y cerrados, y las mismas que en su día se hicieron contra los primeros cristianos y los judíos. Es cómo si el mismo se diera cuenta del tipo de tópicos en los que está cayendo y se disculpara por ellos, pero los deja ahí porque son necesarios para su argumento. Eso lo puedo aceptar. En cambio lo que me causa la risa es el asesino enmascarado que sale de las sombras cuchillo en mano para acechar a Claudia. Mas que miedo causa risa, o vergüenza ajena, y a la postre, resulta del todo punto ineficaz.

            Más aterrador resulta el auténtico villano de la historia cuando, como todos los villanos, se explica ante la protagonista cuando cree tenerla en su poder, porque en ese momento si que llega a parecer creíble. A través de él y de algunos secuaces sin nombre, vemos lo fácil que puede resultar a personas normales, con un buen nivel de educación y una cultura amplia, albergar creencias monstruosas y como pueden hacerlo aún a sabiendas de los orígenes históricos de dichas creencias. La fe mueve montañas.

            Para los que sean madrileños como yo, la novela tiene un encanto especial, puesto que discurre por lugares bien conocidos de la capital, doblemente especial, en mi caso, porque es que encima transcurre por lugares muy cercanos a mi residencia. Uno de los personajes vive a pocos metros de la estación de metro que cojo todos los días para ir a trabajar. Por cierto que no acabo de estar seguro de la posibilidad de su residencia. En fin, eso la dota de cierto color local, las descripciones están bien escritas y tienen encanto. Los que busquen, sin embargo, una especie de diccionario de la arquitectura simbólica de Madrid, se pueden quedar muy decepcionados, porque llegarán a la conclusión de que no hay casi nada. Si, se habla de varias cosas (esfinges por ejemplo) pero ni se dan muchos nombres ni se entra en mucho detalle. No hay nada tan detallado, ni tan tedioso, como el análisis que hace Allan Moore de Londres en “From Hell”.

            Por el contrario se obtiene un montón de información de lo más variopinta, fundamentalmente sobre historia y no toda ella nacional ni reciente. Por ejemplo, hay aspectos muy curiosos sobre la industrialización en Argentina, sobre los procedimientos de la policía, el coleccionismo de armas, la grabación de documentales o reportajes, la buena mesa... Cosas que evidencian o una gran cultura o una gran capacidad de documentación. En cualquiera de los dos casos, las explicaciones nunca se hacen pesadas, León Arsenal no hace exhibicionismos de erudición que entorpezcan lo narrado: Se da la información que hace falta y no mas, y si añade alguna cosa, alguna anécdota o alguna curiosidad, se hace sucintamente, para que llame la atención pero no estorbe.

            El final es bastante previsible, por peliculero y porque, visto por donde van los tiros, en cuanto aparece cierto personaje te imaginas como será el clímax final, aunque la revelación de la identidad del villano, reconozco que me pilló por sorpresa, probablemente porque esperaba algo mas espectacular.

            En fin, novela agradable, previsible, fácil de leer y que introduce al lector en aspectos interesantes de la historia. No engancha especialmente, no es demasiado emocionante, ni deja un gran poso y se olvida tan fácilmente cómo se lee.

Comentarios

  1. Esta reseña me sugirió hacerme seguidor de este blog.
    Buena reseña, y te seguiré leyendo.
    Saludos desde Chile...

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus amables palabras. Reafirma mi autoestima saber que alguien puede encontrar de interés lo que digo, todavía mas desde el otro lado del charco. Muchos saludos y mucho ánimo.

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