“La sombra sobre Marte” de Leigh Brackett




“Los libros de Barsoom” nos ofrecen una nueva entrega de los intensos relatos de Leigh Brackett, con la que, mas o menos, cierran su ciclo de relatos marcianos. Se compone de los siguientes relatos:

“El velo de Astellar” una de las mejores historias de su autora. Se dice pronto. La historia de un traidor a su especie, un humano convertido en inmortal por unos alienígenas y de las circunstancias que le llevan a volverse contra sus nuevos amos. Sorprende por muchas cosas, lejos de parecer unos monstruos, los extraterrestres aparecen como criaturas bellas e incluso amables, la autora se permite un momento de compasión ante su final. Aunque pueda parecerlo, no es una historia de redención. Su protagonista pagará un alto precio por su rebelión y tendrá mucho que lamentar. La amargura de sus últimas líneas es impresionante.

Creo. Porque lo mas sorprendente de “El velo de Astellar” son sus últimos párrafos, que no tienen absolutamente nada que ver con el resto de la historia. La primera vez que la leí, la encontré por Internet y pensé que había mezclado diferentes ficheros, pero no, parece que de verdad es así.
“El enigma de Marte” Aquí Brackett parece que intenta escribir una de esos relato-problema que tan habituales eran en la ciencia ficción. Por desgracia, sus conocimientos de química, de los que se burla el traductor en las notas a pie de página, no están a la altura. Queda una historia de un alfeñique que encuentra la dignidad y el valor, gracias en gran parte a un amor no correspondido. Psicología de manual expresada de modo muy poco sutil, mediante inverosímiles parlamentos, pero Brackett se las arregla para darle un final emocionante que compensa sus debilidades.
“El pirata del agua” En mi opinión, el peor relato del libro. Una historia de aventuras bastante tópica, incluyendo al clásico villano que expone todos sus planes al héroe de la historia, antes de matarlo, aunque en este caso no sea tan villano. La resolución es un poco traída por los pelos, una vez mas la falta de conocimientos científicos d Brackett se interpone y parece que el bueno le da la vuelta a la tortilla…..porque tiene que hacerlo, el modo no se entiende muy bien, aunque estuviera planificado. Es entretenida.
“Marte menos Bisha” Terrible historia, no por su falta de calidad, sino por todo lo contrario. Una niña marciana es entregada a un médico terrestre, en la esperanza de que pueda curarla, pues las tradiciones marcianas dictan su muerte. La niña es una especie de vampiro psíquico, pero no absorbe ni intencionada ni conscientemente la energía de las personas que tiene a su alrededor. Además es encantadora y el médico protagonista no tarda en sentir afecto por ella. Habría que ser muy incompetente como para echar a perder esta idea y Brackett no lo era. Imposible no simpatizar con el doctor mientras sus cada vez más desesperados intentos de salvar a la niña le arrastran a la locura , ni compadecerle, incluso cuando cae en la brutalidad. Una historia impactante, en la que se dan cita lo mejor y lo peor del ser humano, escrita con elegancia, sin caer en sentimentalismos fáciles.
“La sacerdotisa escarlata de la luna roja” Una típica historia pulp de sacrificios humanos. Sorprende, una vez más, la elegancia de la autora, que nos burla la descripción del monstruo, en el punto exacto en que Lovecraft habría dedicado varias páginas a describirlo. Notable la sátira con la que ridiculiza a la psiquiatría en la última página. Por lo demás, aunque narrada con cierto gancho, no deja de ser una colección de tópicos.


“La némesis de Terra” La sombra sobre Marte del título. Narración que da título al libro. Esta vez no es un relato sino una novela. Para ser exactos, una señora novela de aventuras, con todo lo bueno que eso significa. Desde la primera escena, una impactante lectura de la buenaventura que termina con sangre, las peripecias se suceden una tras otra, a un ritmo endemoniado. Muchos de los fragmentos resultan inolvidables, la huida por los rincones abandonados de una mina, perseguidos por sabuesos antropoides, las experiencias alucinatorias que el protagonista Rick tiene en un pozo de sacrificios inundado de humo de drogas y como logra salir de él, el descenso al interior de las ciudades del polo… Hay que leerlos para disfrutarlos.

Otros por contra resultan algo más flojos. A fin de cuentas, se nos está contando la rebelión de los colonos terrestres y los aborígenes marcianos contra la compañía que les oprime. La batalla cuando llega, no es gran cosa, carece de épica. Las peripecias se suceden a menudo de modo inverosímil. Las estrategias con las que Rick se enfrenta a sus enemigos a menudo son un poco absurdas. También resulta complicado creer que uno salte de un helicóptero en marcha, en medio de una tormenta y vaya a poner sus pies justo al lado de una ciudad. No es de recibo la facilidad con la que los marcianos entregan su lealtad a Rick, sin que éste haya hecho nada por ganarla, por mucho que sobre el pese una profecía y porte un símbolo de la realeza. Ni lo fácilmente que luego la pierde.

En esta novela Brackett juega con un amplío reparto de personajes, la mayoría de los cuales tienen una participación pequeña en el cuadro final. Les dota de una pincelada de carisma, de alguna característica que les distinga, a veces física (piel blanca como crema batida) cuya repetición siempre está en un tris de volverse tediosa, pero nunca tiene intención de componer personajes complejos ni creíbles. Especialmente sangrantes resultan las escenas de amor, no tanto porque ronden siempre la cursilería, que lo hace, sino por la facilidad con la que caen en las garras de cupido los personajes masculinos, incluso el más malvado de todos, que, como mandan los cánones de la época, retiene en su poder a la chica de la historia durante interminables días, sin plantearse nunca atentar contra su virtud. Por último, el auténtico tema de la novela, la evolución de Rick, que le lleva desde ser un anti héroe valiente, pero básicamente egoísta, hasta la decisión abandonar sus sueños de gloria por el bien del planeta que le ha dado la espalda, tras liberarlo, es demasiado repentina. Después de pensar de un modo durante toda la historia, en el último momento, adopta el curso de acción contrario.

Estos posibles defectos, se notan a posteriori. El hecho es que mientras uno está leyendo, lo único en lo que piensa es en como va a salir Rick del lío en que está metido y cual será su próxima acción.
Con respecto a la edición, algunas pegas. El número de erratas resulta excesivo, así como el de notas a pie de página, pensadas para relacionar entre si los distintos relatos y cohesionar el universo de la autora, pero que no paran de interrumpir la lectura. Por último, hay ocasiones en que se producen cambios de escena sin ningún tipo de separación ni aviso. En un párrafo estamos con un personaje y en el siguiente con otro en otra ciudad, aunque esto último tiene pinta de estar así en el original.
 
Concluyendo, que me estoy enrollando cosa mala. Entretenimiento del bueno, por encima de la media. Leigh Brackett solo buscaba entretener mientras escribía, y lo hacia muy bien. No hay ninguna búsqueda de contenido, ni cargas de profundidad. No hay en este libro profundidad psicológica, ni reflexiones filosóficas, ni intentos de analizar la actualidad del momento, mas allá de una cierta crítica al colonialismo y el imperialismo. La autora no intenta transmitir su visión de la vida, ni de lo divino y lo humano. Ni falta que haga. Historias sencillas, algo toscas a veces, narradas con inusitada elegancia, personajes arquetípicos, impresionantes descripciones de ciudades en ruinas y parajes desérticos y relatos que emocionen y arrastran, a pesar de sus convencionalismos.
Después de ver “El despertar de la fuerza”, en la que Lawrence Kasdan aparece acreditado como guionista, empiezo a plantearme si la contribución de Leigh Brackett al “El imperio contraataca” no sería mayor de lo que nos han hecho creer.

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