“Soplo mortal” de Isaac Asimov




Enterarme de la existencia de una novela de Asimov que aún no había leído fue todo un alegrón para mí, que desencadenó la inevitable búsqueda y su inevitable consumo en 4 días laborales, a pesar de que, como suele ocurrir con estas obras perdidas de Asimov, la traducción sea horrible, aunque, al menos por esta vez, legible. “Soplo mortal” no es una novela de ciencia ficción, aunque la ciencia es una parte muy importante de la novela. Cuenta la investigación que realiza un profesor universitario de química de la muerte aparentemente accidental de uno de sus alumnos.

La investigación no es particularmente memorable, Brade el profesor, se limita a mantener conversaciones con todos los implicados y a elucubrar continuamente. Los seguidores habituales del buen doctor no se sorprenderán al encontrar que la novela está montada alrededor de los diálogos y se olerán en seguida la identidad del asesino. A pesar de ello, es totalmente disfrutable. Es un Asimov de primera época, con un estilo aparentemente muy sencillo, que va siempre directo al grano y un gran sentido del ritmo, que engancha al lector con facilidad, aunque en el fondo sea muy poco lo que se está contando.

Por razones obvias, a Asimov no le cuesta lo más mínimo meterse dentro de la cabeza de un profesor de universidad de química, para más inri, criado durante la gran depresión, para el que la vida académica es una vía de escape de la dureza del mundo laboral y que busca la titularidad como el santo grial de la seguridad económica. En el fondo, durante casi toda la novela, la posibilidad de perder su trabajo parece preocupar a Brade mucho más que la de ser culpado de un crimen que no ha cometido.

Brade y los demás personajes están muy bien definidos, aunque con superficialidad. A través de ellos Asimov traza un retablo muy poco complaciente de la vida en una universidad de los estados unidos: un nido de mezquindades e hipocresías, personas pequeñas con egos grandes, en competencia por los mejores puestos y los subsidios, a los que la investigación y la enseñanza preocupan muy poco.

Dejo a los estudiosos de la biografía de Asimov dilucidar cuánto de auténtico hay en ello y cuánto del propio Brade en Asimov. El libro en sí, es una lectura ágil y agradable, que sigue fielmente las convenciones de las novelas policíacas, en el que brilla la agilidad expositiva de su autor. Tal vez las reflexiones finales suenen un poco impostadas, como en algunos de sus relatos, al final no puede resistirse a arrojar una moraleja a los ojos del lector, pero es una pega irrelevante. Tal vez lo mejor que se pueda decir de él, es que es corto y se hace corto

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