“Regreso a la isla del tesoro” de Andrew Motion





El tesoro que Jim Hawkins y sus compañeros encontraron fue tan grande que no pudieron cargarlo por completo en la Hispaniola, debieron conformarse con el oro y abandonar la plata. En esta novela, Jim Hawkins Jr. Y Natty Silver, hija del mismísimo John Silver, emprenden un nuevo viaje a la isla del tesoro, para recuperar la plata.
Escribir una continuación de “La isla del tesoro” una novela mítica, reverenciada con cariño por cuantos la leyeron en su niñez o adolescencia, es una tarea de la que es imposible salir bien librado. Hagas lo que hagas, un coro de voces iracundas clamará que has violado su niñez. Como mucho obtendrás, a regañadientes, una alabanza desdeñosa, del estilo “no está mal, pero no puede compararse con el original”.

“Regreso a la isla del tesoro” no está mal, pero no puede compararse con el original.

El comienzo me dolió, debido a la imagen que muestra de un Jim Hawkins adulto. Le encontramos viviendo en una posada, exactamente igual que antes de que empezara su aventura. Después de desperdiciar parte de la fortuna obtenida en ella, ha acabado sus días regentando una posada, exactamente lo mismo que hacían sus padres. Se emborracha continuamente y pasa las noches contando la historia de la búsqueda del tesoro a sus parroquianos una y otra vez, consumido por la decepción de que su vida, que empezó de modo tan prometedor, con peligros y tesoros, haya acabado consumida por la rutina, mediocre y decepcionante como la de cualquier hijo de vecino.

Tan verosímil que duele. Este retrato tan poco halagüeño de Jim Hawkins no me parece un defecto, tristemente, me parece un acierto, por que, como ya digo, resulta muy creíble. Según Andrew Motion, John Silver el largo no ha acabado mejor, por cierto.

El principal defecto de la obra, en mi opinión, es el estilo elegido. No porque Andrew Motion escriba mal, la verdad es que escribe muy bien, sino porque el estilo no es adecuado para lo que se cuenta. ¿Hay por ahí algún carroza de mi edad que recuerde la serie de televisión “Aquellos maravillosos años”? En dicho show, cuando la voz en off de Kevin Arnold recordaba su niñez, cualquier acontecimiento irrelevante era elevado a la categoría de rito de madurez, un cambio de profesor, la mesa en la que te sientas en el comedor, las clases de conducir, las fiestas a las que asistes… El narrador era capaz de tirarse minutos y minutos reflexionando sobre cualquiera de estos hechos y encontrar en ellos profundidades filosóficas abisales. Andrew Motion sigue una estrategia parecida, el incidente mas nimio ha de estar cargado de significado, la frase mas causal posee matices que han de ser analizados meticulosamente.

La consecuencia es evidente, si Jim no puede saltar un charco sin quedarse embobado ante él durante varias páginas, dada la cantidad de millas náuticas que separan Inglaterra de la isla del tesoro, el ritmo ha de resentirse necesariamente. El énfasis y los subrayados de Andrew Motion consiguen captar la atención y disimularlo hasta cierto punto, pero la verdad es que, durante mas o menos la mitad del libro, no pasa absolutamente nada. Si juntamos todos los fragmentos, las aventuras de los protagonistas deben ocupar menos de la mitad de la novela, pecado imperdonable en una novela de aventuras.
 
En la novela de Robert Louis Stevenson (por cierto uno de los personajes es un gaviero escocés de apellido Stevenson) cada acontecimiento era un paso adelante en la trama, lo supieran o no sus protagonistas. En la de Motion, cada acontecimiento es estanco, puede ser relevante en sí mismo, pero no guarda relación con los demás. Capítulos enteros podrían suprimirse sin que el argumento sufriera lo más mínimo. Pienso en concreto en cierto baño con leones marinos, totalmente gratuito. Excepto por una recogida de reptiles, todo ese capítulo no es mas que relleno, motivado porque el autor se cree en la obligación de tener a los protagonistas haciendo algo, hasta que llegue el día siguiente y el momento de recoger la trama. El breve sub argumento con el sobrino de Israel Hands promete brevemente cambiar las cosas, pero es un espejismo que se desvanecerá sin repercusiones. Durante el viaje de la Hispaniola, sus pasajeros van siendo envueltos en una trampa mortal. Durante el el viaje del Silver Nightingale, los pasajeros contemplan a unas ballenas.

La intriga y el suspense están ausentes por completo y hay muy pocas sorpresas. El ritmo de lo narrado solo se sostiene en la parte central, pasada ya la primera mitad del libro, diría yo. Los personajes tampoco son particularmente brillantes, el trío de malvados antagonistas resultan en el fondo meros estereotipos: el megalómano, el asesino siniestro y el inútil. El bondadoso capitán Nightingale resulta quizá el mas memorable. Son defectos sufribles, no obligan a abandonar la lectura, pero no hacen de ella una experiencia memorable. Es un libro muy fácil de olvidar.

Apenas ha pasado una semana y el argumento ya empieza a borrarse de mi cabeza. Paradójicamente, lo que mas me ha impresionado ha sido la prosa de Andrew Motion. No me gusta el estilo que usa, los grandes autores son capaces de explicarse y provocar emociones en sus lectores sin tanta retórica, sin tanta complicación. Sin embargo, lo hace bastante bien, su lenguaje me ha parecido el mayor atractivo de la novela, pero no me ha gustado tanto como para dedicarme a buscar otras obras suyas, que además son de poesía. No me gusta como escribe, aunque está bien escrito. ¿Recomendaría el libro a otra persona? Me duele ser tan duro, sobre todo cuando he elogiado libros mucho peor escritos, pero creo que mi respuesta sería: rotundamente no. Lo mas llamativo del libro es su estilo y no es un estilo adecuado para la historia que pretende contar.
 

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